Hace quince años no se ve en Lima (así como en el resto de ciudades del país) tanta actividad y organización en torno a la protesta. La Ley Nº 30288, Ley de régimen laboral juvenil o simplemente “Ley Pulpín” ha desencadenado, en menos de cuarenta días, cinco marchas con amplia convocatoria e incentivado formas de organización territorial juvenil (denominadas Zonas) nunca antes vistas.

En el Perú las luchas y resistencias (organizadas y sostenidas) se venían desenvolviendo, en los últimos quince años, en espacios no urbanos: la Curva del Diablo en Bagua, Amazonas (2009), los Comuneros en Espinar, Cusco (2012) o los guardianes de las lagunas en Cajamarca (2012 hasta la actualidad). Es por esto que este fenómeno y sus procesos de organización generan tanta atención y repercusión en la opinión pública; en especial a los jóvenes que han asistido o asistirán por primera vez a una marcha.

David Harvey dice que el tipo de ciudad en que queremos vivir está ligado al tipo de personas que queremos ser. En estos últimos días Lima se ha ratificado como una ciudad hostil, ajena, enrejada y vigilada; donde unos pocos llegan a tener acceso a las instituciones de representatividad (como el Congreso) para apoyar una ley y una mayoría lucha en las calles por ser escuchada pidiendo su derogatoria. Sin embargo estos procesos de lucha se dan en todo el mundo y uno de los triunfos del neoliberalismo ha sido que los desconozcamos y nos asumamos ajenos a ellos.

En Seúl miles de personas salieron a protestar contra el escándalo de manipulación de elecciones en el gobierno surcoreano y la represión laboral en los centros de trabajo en el 2013. En New York se multiplicaron las protestas contra la violencia policial contra la población afrodescendiente en el 2014 En Santiago de Chile durante el 2011 se dieron multitudinarias y masivas manifestaciones de jóvenes universitarios y de secundaria exigiendo la gratuidad y calidad en la educación. En todo España el Movimiento 15 – M e indignados mantuvieron una serie de marchas y protestas espontaneas u organizadas exigiendo cambios económicos, políticos y sociales profundos frente a la crisis económica que azotaba al país desde el 2011 hasta la actualidad. En Mexico por todo el país se dieron jornadas de manifestaciones, marchas y paros estudiantiles en protesta por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero en el 2014.

Seas un egipcio protestando contra el autoritarismo, un sin techo manifestándote y exigiendo acceso a la vivienda digna en Brasil o un peruano marchando contra la precarización del trabajo, tenemos que reconocernos todos en estas luchas globales; guiadas por el inconformismo, la resistencia organizada y rebeldía frente a un sistema injusto, intolerante y opresor. Somos millones que pensamos que la realidad, como esta, no merece ser obedecida, sino cambiada. No estamos solos en nuestras luchas, formamos parte de un red global de inconformismo y resistencias.

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